Noticias de Gran Bretaña
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Creo que la disuasión militar actual de Gran Bretaña descansa en sus armas nucleares. Si no las tuviera, hoy su presencia como potencia militar está muy disminuida, no se podría llamar "potencia", es una mas. Su ejército de tierra tiene algo mas de 50.000 soldados y activos tiene solo 109 tanques MBT, su marina tiene 2 portaviones en realidad solo puede operar 1 porque carece de la capacidad de formar 2 grupos de batalla, uno para cada portaviones, solo tiene 19 fragatas y destructores y planes para reducirlos a 14.
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@BND
No otencia de 1939, pero no hay que menosreciarlos, tiene un despliegue de tropas en todo el mundo. Ademas de tener bases en puntos estrategicos en todas las regiones relevantes del mundo. Y todavia tiene una influencia importante con el Commonwealth. Una de las principales armas de UK es su diplomacia, de las mas hábiles del planeta.
Sus fuerzas son pequeñas pero están equipadas a la vanguardia de la tecnología. Y su preparacion profesional es de las mejores. Siempre van a ser laderos de los EEUU con lo cual tienen las espaldas bien resguardadasThe Commonwealth
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Mal momento para las finanzas del Reino Unido se disuelve el Royal 32 Squadron RAF
La Reina se queda sin sus aviones
La flota oficial de aviones de la Realeza Británica se venderá como parte de los recortes presupuestarios programados en Defensa. Esta medida obligará a Boris Johnson a prestarle su avión oficial a la familia real.
Según lo informado por el DailyMail, los aviones de pasajeros utilizados por la Familia Real desde la década de 1980 se retirarán del servicio el próximo año para ahorrar dinero, lo que dejará a la soberana sin un avión dedicado por primera vez en su reinado.En la actualidad, la “flota real” está compuesta por 4 BAE-146 y un helicóptero Agusta/Westland AW109SP, todos ellos operados por el 32° escuadrón de la RAF. Estas aeronaves se utilizan para rutas de corto alcance. Para vuelos más largos, la familia real puede utilizar el A330 Voyager de la RAF, o rentar alguna aeronave adecuada de British Airways.
La medida es parte de la Revisión Integrada del Ministerio de Defensa que ya ha causado controversia debido a los planes para reducir el la cantidad de efectivos en el Ejército en 10,000 soldados, así como también reducir en un 60% la compra de F-35 Lightning II.
Los resultados de la revisión se revelarán formalmente en dos etapas a finales de este mes, pero el DailyMail asegura que uno de los anuncios clave será la puesta a tierra de los aviones de la Reina.
De esta forma, el histórico 32 Escuadrón de la RAF, anteriormente conocido como The Queen’s Flight, que tiene su base en RAF Northolt (en las afueras de Londres), se quedará solo con el helicóptero AW-109, que es adecuado para vuelos cortos dentro de Gran Bretaña.Tobias Ellwood, presidente del Comité de Defensa de la cámara de los Comunes, dijo: “La venta de los BAE-146 dejará un vacío enorme en la capacidad de la RAF para cumplir con las tareas militares y civiles. El BAE-146 es un avión versátil de gran valor que ha servido con distinción a miembros de alto rango de la Familia Real, comandantes militares y primeros ministros durante décadas”.
El diputado laborista Gareth Thomas, cuya circunscripción de Harrow West está cerca de la RAF Northolt, dijo: “Los ministros deben explicar con urgencia cómo se trasladará a la Reina y la Familia Real para cumplir con las cruciales responsabilidades reales y de la Commonwealth. Continúan mereciendo el apoyo adecuado, sobre todo porque son uno de los activos internacionales más populares y visibles de Gran Bretaña”.Según los rumores que circulan, los recortes en Defensa serían de gran impacto. Se habla de retirar la totalidad (o parte) de los 14 C-130J Super Hercules de la RAF (muy utilizados por las fuerzas especiales). También se contempla la reducción del pedido de aviones E-7 Wedgetail (asunto que ya hemos tratado), además del gran recorte del pedido de F-35 (el rumor anterior era que se iban a recortar al 50%) de los 138 originales, a solo 48 unidades, con la intención de ahorrar recursos para el programa Tempest.
En medio de la controversia levantada por la noticia, el Ministerio de Defensa de UK informó: «Continuaremos ofreciendo transporte aéreo adecuado para VIP y comandantes, sin embargo, no rehuimos las decisiones difíciles y siempre buscaremos ofrecer la máxima relación calidad-precio en nuestros programas de adquisiciones».
https://www.aviacionline.com/2021/03/la-reina-se-queda-sin-sus-aviones/
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Irlanda del Norte: a qué se debe el estallido de violencia que revive fantasmas del pasado
Irlanda del Norte vive estos días una de las peores olas de violencia en la región en años.
Más de 50 agentes de policía han resultado heridos y al menos 10 personas han sido detenidas por las protestas de los últimos diez días en varias ciudades y pueblos norirlandeses.
Los primeros ministros de Reino Unido e Irlanda condenaron la violencia y el gobierno de Irlanda del Norte mantuvo una reunión este jueves para exigir "el fin total e inmediato" de los disturbios, según explica el periodista de la BBC Michael Hirst.
La Casa Blanca se unió a los gobiernos británico e irlandés para instar a la calma.
El Departamento de Estado de Estados Unidos advirtió que el Acuerdo del Viernes Santo, el pacto que trajo la paz a la región en 1998, no debe convertirse en "una víctima" del Brexit.
Pese a estos llamados, los choques continuaron este jueves por la noche, con la policía autónoma (PSNI) respondiendo con cañones de agua a ataques de los alborotadores -algunos de 12 años de edad- con bombas de gasolina, piedras y ladrillos.
- ¿Dónde se está produciendo la violencia?
La violencia callejera, protagonizada principalmente por grupos de unionistas leales a la corona británica empezó el 29 de marzo en una zona de Londonderry.
Desde entonces, ha habido protestas y disturbios prácticamente cada noche en una serie de ciudades, incluidas Belfast, Carrickfergus, Ballymena y Newtownabbey.
El miércoles por la noche el enfrentamiento escaló a choques sectarios en las llamadas "líneas de paz" que separan a comunidades predominantemente protestantes lealistas, que defienden que Irlanda del Norte siga siendo parte de Reino Unido, de comunidades predominantemente católicas unionistas, que quieren que sea un territorio independiente o se una a la vecina Irlanda.
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Simple quedan desconectados (brexit) con Irlanda del sur, lo que es todo una tragedia cultural y económica para los del norte... Al igual que los escoceses, una gran mayoría no esta de acuerdo con la separación de Europa
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Otro conflicto que les trajo el Brexit.
Este también ha ayudado a cambiar la posición de muchos escoceses, que prefieren seguir dentro de Europa y que ahora son mayoría. Es muy probable que en un nuevo referendum se separen.
La separación de Escocia complicaría muchísimo la estabilidad en Irlanda del Norte, agregaría una frontera dura entre Inglaterra y Escocia y entre Escocia e Irlanda del Norte (aunque no tienen fronteras terrestres). -
Irlanda del Norte arde de nuevo
La comunidad unionista se siente traicionada por el Gobierno de Johnson, y no ha podido controlar el estallido de violencia de esta semana
Los arquitectos del estudio Wilkinson Eyre tardaron 18 meses en construir el Puente de la Paz, que atraviesa el río Foyle y une las dos orillas de la ciudad de Derry, en el extremo noroeste de Irlanda del Norte. El fin de la violencia terrorista y sectaria demostró ser más alcanzable que el fin del resentimiento. Sigue habiendo 235 interminables metros de agua oscura y rencor acumulado entre el lado católico o republicano (Cityside) y el protestante o unionista (Waterside). Cualquier excusa es buena —y el Brexit ha sido una tremenda excusa— para reavivar las ascuas.
El diputado Gary Middleton (Newbuildings, Irlanda del Norte, 30 años), es de los que está en el lado amable del laberinto. Entra y sale con facilidad, porque conoce los atajos. En la mañana del miércoles, bien trajeado y encorbatado, recorría puerta a puerta las casas de Nelson Drive, zona protestante, y repartía panfletos informativos con una sonrisa. A unos metros, los restos de una cabina telefónica incendiada todavía desprendían un olor agrio y punzante. El prometedor político del Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés) explicaba a los vecinos el trámite para recuperar los 40 euros que cuesta cada cubo de basura derretido por las llamas en las noches previas de disturbios y violencia callejera. “Si me vais a hacer fotos, que sea antes de que abran la puerta. Hay demasiada rabia contenida en el vecindario”, advertía.
Middleton controla a la perfección el argumentario de su partido y sabe nadar y guardar la ropa. Condena sin tapujos la violencia. Cree que es contraproducente. Llama a la calma. Pero justifica en la “frustración” de la comunidad unionista las noches de vandalismo y temor que han sufrido esta semana los barrios protestantes. “No hay una razón concreta, sino la suma de varias. Los largos meses de confinamiento, o la sensación de que la policía está aplicando una doble vara de medir con unos y otros a la hora de imponer las reglas de distanciamiento social”, se extiende. “Y definitivamente, el Protocolo de Irlanda del Norte que vino con el Brexit. Hay que buscar una solución para poner fin a esa frontera creada en el mar de Irlanda, que nos ha alejado aún más de Gran Bretaña”.
Este diputado unionista es de las pocas personas que dará su nombre y apellido, y permitirá que se le fotografíe. El resto se niega. En parte, porque están hartos de ser un zoo exótico de sectarismo. En parte, porque prefieren no meterse en líos. Y en parte, también, porque están convencidos de que la violencia sigue siendo el mecanismo esporádico que los políticos activan o agitan de vez en cuando por su propio interés. “¿Pero tú crees que alguno de estos chavales entiende, o es capaz de explicar, los detalles y las implicaciones del Protocolo [firmado entre Londres y Bruselas]?”, pregunta con sorna una vecina del Waterside. Ella y su marido charlan en medio de la calle con otra pareja. Han sacado a pasear a los perros. “Una noche de disturbios, de cócteles molotov y coches incendiados, y ya ves ahora: absoluta tranquilidad y normalidad en el barrio”, defiende el esposo. “Es una mezcla del espíritu rebelde de los jóvenes, del hecho de que ahora estén de vacaciones y de que algunos les estén utilizando desde la sombra para sus propósitos particulares”.
—¿Pero, más allá de todo eso, hay en la comunidad una sensación de abandono por parte de Londres?
—”Cada vez más. Nos vamos alejando de ellos, con la sensación de que no nos tienen en cuenta”, interviene la mujer de la segunda pareja.
Son muchas las casas, cajas de zapato con paredes de estuco gris, donde ondea a su entrada la Union Jack —la bandera del Reino Unido—, pero también otras insignias que proclaman “No a la Frontera del mar de Irlanda”. La misma consigna que se lee en los grafitis de los muros. Junto a otras más inquietantes. “PSNI out” (PSNI fuera) o “PSNI pigs” (PSNI cerdos). El PSNI es el Servicio de Policía de Irlanda del Norte. Sustituyó a la estigmatizada Gendarmería Real del Ulster, cuando el Acuerdo de Paz de Viernes Santo de 1998 intentó comenzar a cerrar las cicatrices de 30 años de conflicto sangriento que el mundo conoció como The Troubles (Los problemas, o más bien Los disturbios).
Derry, Carrickfergus, Newtonabbey y, sobre todo, el oeste de Belfast han sufrido durante más de una semana una violencia callejera sin precedentes en muchos años. Casi 80 agentes de policía han sufrido heridas de diversa consideración. Dublín, Londres y el Gobierno autónomo de Belfast (en el que comparten poder partidos unionistas y republicanos) se han enfrentado a la peor de las posibilidades: que alguien, en algún momento, acabe muriendo. Como le podría haber pasado al conductor del autobús urbano que ardió en llamas el jueves en Belfast. Y como esas mismas autoridades se resisten a creer que el vandalismo sea el producto espontáneo de una juventud rebelde, han reclamado a las facciones paramilitares unionistas que siguen vivas, agrupadas la mayoría de ellas bajo el paraguas del llamado Consejo de Comunidades Unionistas (LCC, en sus siglas en inglés), que pongan orden en la calle. El viernes, finalmente, la organización se pronunció. Era su momento estrella, después de meses de protesta por el Brexit y de anuncios de posible boicoteo del Acuerdo de Paz que nadie se molestaba en atender, por considerarles una organización marginal e irrelevante.
El LCC denunció todo lo ocurrido como un “fracaso espectacular” de todos los Gobiernos, incapaces de percibir el sentimiento de traición aparentemente sufrido por la comunidad protestante. “Constantemente hemos urgido al Ejecutivo británico, a los líderes políticos y a las instituciones que se tomaran en serio nuestras advertencias de las peligrosas consecuencias que tenía la imposición de esta frontera dura [en el mar de Irlanda], y la necesidad que había de establecer un diálogo sincero para resolver el problema”, proclamaban los miembros de la asociación.
Ventajas y desventajas
Bill McCamm tiene 59 años y lleva casi dos décadas como supervisor del puerto de Foyle, en Derry. Mientras pasea por las instalaciones y supervisa cómo los estibadores comienzan a descargar un cargamento de madera, se encoge de hombros ante la pregunta: ¿Ha traído muchas complicaciones el Brexit? “Hay trámites aduaneros más farragosos, sí, pero también hay gente que ha visto la oportunidad de hacer negocios. Hay fabricantes británicos que han trasladado su base de operaciones a Irlanda del Norte [que sigue en el Mercado Interior de la UE] para exportar desde aquí al resto del mundo, porque les sale más barato”, explica. Duda mucho, como gran parte de los consultados para este reportaje, de que las consecuencias prácticas del Protocolo de Irlanda sean la razón de una violencia callejera latente, que en los últimos años aparecía y se volvía a sumergir.
Hay razones más prosaicas para explicar el despertar del resentimiento. Inmediatas algunas, necrosadas otras. Cuando a finales de junio, dos docenas de líderes del Sinn Féinn, el partido republicano que durante años fue el brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), se sumaron a miles de personas en el funeral del histórico terrorista Bobby Storey, la policía miró para otro lado. Se habían saltado claramente las normas de distanciamiento social, pero la Fiscalía, después de cierto teatro con interrogatorios voluntarios a los implicados, optó por no acusar formalmente a nadie. Poco después, empezaron los disturbios, bajo la consigna de que la policía irlandesa aplicaba un doble rasero y ya no tenía la confianza de la comunidad protestante. Un año de pandemia, con bares, tiendas o centros juveniles cerrados, y dos semanas de vacaciones escolares, hicieron el resto. Adultos que se lavaban las manos jaleaban desde la acera a los chavales —algunos de solo 13 años— que, encapuchados hasta las cejas, protagonizaban los disturbios. “Estúpidos, una panda de estúpidos que ya no recuerda cómo era todo esto hace poco más de 20 años”, dice Liam, un jubilado de 74 años que nació en la República, pero viajó, se casó e hizo su vida en territorio británico. “¿Ves ese edificio nuevo, remodelado? Aquello eran un montón de ruinas, esta ciudad parecía Bagdad”, se lamenta.
Derry ya no es Bagdad, pero la memoria va por barrios. La zona católica, con sus murales en recuerdo de la masacre del Bloody Sunday o la lucha republicana, se ha convertido ya en un museo de colores lucidos y taxis que explotan el turismo político, y llevan a los visitantes a todos los puntos simbólicos de un conflicto que durante décadas capturó la imaginación colectiva. Se permiten incluso comenzar a usar el humor. En la terminal de llegadas del aeropuerto hay una enorme reproducción del mural que apareció un día en el casco antiguo de la ciudad: las famosas Derry Girls, las adolescentes de la serie de televisión que han logrado dulcificar y aportar algo de ironía a los terribles años del terrorismo. En los escaparates de las tiendas hay carteles, camisetas y todo tipo de recuerdos con sus rostros. El joven que fuma a las puertas del local donde se encuentra la asociación de apoyo a los presos republicanos (los terroristas que aún cumplen condena), mira con resquemor cuando escucha la pregunta: “¿Disturbios? ¿Violencia? No será por el lado republicano. Nosotros no tenemos ninguna responsabilidad en todo lo que está ocurriendo”, se defiende.
Los restos más radicales del unionismo, demasiado presas de sus fantasmas y vinculados en algún caso con la droga y la criminalidad, no tienen ganas aún de tener sus Derry Girls. El pasado, en su caso, sigue muy presente. Y son los partidos políticos al frente de las instituciones norirlandesas, han señalado todos los medios de comunicación locales, los que deberán comenzar a cortar lazos y ser más intolerantes con unos grupúsculos que se han aferrado al Brexit para mantener vivo el conflicto.
https://elpais.com/internacional/2021-04-11/irlanda-del-norte-arde-de-nuevo.html
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El apoyo a la independencia se ha multiplicado por cuatro en el País de Gales
No suficiente todavía para ganar, pero sí para meter el miedo en el cuerpo a Londres
En la calle Mayor de Bala, un pueblo de dos mil habitantes en el noroeste del País de Gales y una de las entradas al Parque Nacional de Snowdonia, luce una estelada. Más que Union Jack británicas, de las que no se vislumbra ninguna, la bandera dominante, por goleada, es la del dragón sobre un fondo blanco y rojo, en una región donde el 80% de la población habla gaélico y una amplia mayoría es favorable a la independencia.
El independentismo ha recorrido un largo trecho en los últimos veinte años. De ser una aspiración vista como excéntrica, marginal y poco realista, que apoyaba un 10% de los habitantes, ha pasado a estar respaldada por un 39% de los votantes, según una encuesta del canal de televisión ITV hace unos días, más o menos el mismo nivel que había en Escocia justo antes del referéndum del 2014. No suficiente todavía para ganar, pero sí para meter el miedo en el cuerpo a Londres. Sobre todo, porque un 60% de los jóvenes de entre 18 y 24 años desean cortar amarras.
Del reino unido al reino destruido
En un país cuya política está dominada por el Labour desde tiempos inmemoriales (Aneurin Bevan, el creador del Estado de bienestar británico, era galés), las elecciones autonómicas del jueves pueden ser un punto de inflexión. Los laboristas seguirán siendo claramente la fuerza más votada, pero el avance de los conservadores y del Plaid Cymru (PC) nacionalista puede hacer inevitable un gobierno de coalición. Un pacto con los tories es impensable, pero no así con los indepes , que pondrían como precio un referéndum soberanista.
Las carreteras y vías férreas no van de norte a sur sino de oeste a este, mirando siempre hacia Inglaterra
El PC, que aspira a aumentar los diez diputados (de un total de sesenta) que tiene en la Senned (Parlamento), ha pasado de patrocinar el autonomismo a defender un nacionalismo patriótico benigno e incluyente como el del SNP escocés que apela a numerosos segmentos de la población. Incluidos los laboristas, de los cuales la mitad son partidarios de la independencia.
“Tenemos que reinventarnos como nación –dice el líder del Plaid Cymru, Adam Price–. Históricamente, hemos sido una nación invisible de tres millones de habitantes, más pobre y más pequeña que Escocia, irrelevante, periférica y descuidada, cuya economía fue destruida por Margaret Thatcher en los años ochenta, llena de comunidades postindustriales deprimidas, donde un tercio de los niños vive bajo el umbral de la pobreza, hay bancos de comida y colas en los hospitales. Inglaterra nos anexionó en el siglo XIII y ya es hora de acabar con ochocientos años de relación colonial”
.Los orígenes del independentismo galés se remontan a 1965, cuando Westminster, a pesar de las protestas y manifestaciones, decidió sumergir el pintoresco pueblo de Capel Celyn para construir, con los ladrillos de sus casas, piedras de su iglesia, caliza y arcilla de sus granjas condenadas, una presa que suministra agua a la ciudad de Liverpool, a setenta kilómetros. Fue la mejor prueba de cómo los gobiernos ingleses estaban dispuestos a sacrificar los intereses de Gales. Todavía hoy en pósters, pegatinas de coches, carteles en las ventanas y grafiti se lee el eslogan “ Cofiwch Dryweryn (recuerda Treweryn)”.
Crece la presión para un sistema confederal de unión voluntaria entre las cuatro naciones que integran el Reino Unido
Aun así, era una corriente minoritaria. En 1979 los galeses rechazaron por amplio margen la autonomía, para refrendarla dieciocho años más tarde por el más pequeño de los márgenes (50,22%). La gestión de la pandemia ha abierto un nuevo mundo en la política del país del dragón. La gente se ha dado cuenta de que el control de los propios asuntos, aunque sea la sanidad, la educación y la agricultura, importa. Y una amplia mayoría respalda la actitud más restrictiva de sus autoridades (confinamientos, cierre de pubs y escuelas) frente al populismo libertario de Boris Johnson. Durante meses los carteles que decían “Welcome to Wales” fueron reemplazados por otros donde se leía “ Prohibido entrar en Gales ”.
“Las cosas nunca volverán a ser como antes –opina el primer ministro laborista Mark Drakeford, un exconsejero de Sanidad y Política Social de 65 años–. El Reino Unido necesita un nuevo compromiso constitucional. La única solución es un confederalismo, una asociación voluntaria de las cuatro naciones, con el poder, los medios y el control repartidos de un modo equitativo, en vez de que toda la fuerza resida en Inglaterra”. Es un concepto que favorece el ex primer ministro Gordon Brown, pero la antítesis de las intenciones de Johnson, partidario de un centralismo jacobino y aznariano que no quiere ampliar los poderes autonómicos, sino recortarlos (Westminster ha asumido después del Brexit las competencias liberadas por Bruselas, en vez de dárselas a las naciones). Mientras Escocia disfruta de su propio sistema legal, iglesias, escuelas y universidades, las instituciones galesas han sido absorbidas por Inglaterra.
“Históricamente, nuestros vecinos nos han robado la riqueza, se han llevado nuestra energía eólica y marina, nos ha utilizado como una especie de patio de recreo. Thatcher cerró las minas, y desde entonces solo nos quedan la agricultura, la ganadería y el turismo, en una economía de sueldos bajos, sin empleos para las viejas clases obreras, dependiente en un 80% del sector servicios –se lamenta el economista Calvian Blanchford–. Al contrario que los escoceses, carecemos de petróleo. Londres piensa que somos demasiado pobres, demasiado pequeños y demasiado tontos para ser independientes. Se equivoca”.
Los soberanistas galeses han adoptado la fórmula escocesade un nacionalismo benigno e incluyente
Los soberanistas galeses creen que han aprendido las lecciones de Escocia (cuyo referéndum fue derrotado por un 55% a 45% hace siete años), y no plantean el debate en términos filosóficos, sino sobre los detalles. La gran cuestión es cómo se financiaría un país cuyo gasto total es de 35.000 millones de euros anuales, pero solo ingresa en impuestos 20.000 millones, con el déficit subvencionado por Inglaterra en función a la llamada fórmula Barnett , que calcula la aportación del Estado central a las autonomías.
“Lo que queremos es un nuevo Estado más libre, más democrático, más justo y más progresista, en el que la independencia no sea incompatible con el mantenimiento de la identidad inglesa por aquellos que quieran”, explica el líder de Playd Cymru, Adam Price. Pero así como su discurso tiene cada vez más adeptos en Snowdonia y en las zonas rurales del oeste y el norte del país, no tanto en el sur y en el este, en los valles mineros de Rhondda, en las principales ciudades y en la porosa frontera con Inglaterra (numerosos ingleses trabajan del otro lado pero tienen sus casas y votan en Gales porque la calidad de vida es mejor y todo cuesta menos). En Dwyfor Meirionydd, una de las áreas más pobres, con un salario anual medio de 25.000 euros por cabeza, un 60% de las viviendas son segundas residencias y se venden por más de 400.000 euros. Las carreteras y vías férreas están dibujadas no de norte a sur sino de oeste a este, siempre mirando a Liverpool.
Una de las poblaciones más inglesas es Wrexham (65.000 habitantes), un antiguo bastión laborista que en las últimas elecciones generales se pasó por primera vez desde 1935 a los conservadores, fascinada por el Brexit y el populismo johnsoniano, pero donde ahora se ha establecido un centro para la difusión del idioma gaélico (lo habla solo un 20% de los galeses). “La gente vive en un estado de perpetuo descontento –opina Carrie Harper, la candidata por el Plaid Cymru–. Antes lo estaba con Bruselas y se pensó que marcharse sería la panacea. Ahora lo está con Cardiff y con Westminster, porque no ha cambiado nada. La solución es la independencia”.
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@teodofredo dijo en Noticias de Gran Bretaña:
Las carreteras y vías férreas no van de norte a sur sino de oeste a este, mirando siempre hacia Inglaterra
Lo mismo que acá, ferrocarriles y la red troncal de rutas parten todas del Congreso Nacional dónde esta el km 0, hay que reconocer a los ingleses que no ha habido discriminación en cuanto a su política, la han aplicado a todos por igual, argentinos, galeses, escoceses...... ellos por sobre todos siempre.
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Se les estan empezando a volar los papeles...
Ya no se trata solo del problema del Ulster o Escocia...Que mala digestión les esta produciendo el brexit...(perro eso ya no tiene vuelta atrás...)