La memoria de la Segunda Guerra Mundial está siendo perturbada en los países captados por la OTAN.
Los Estados “aliados” de Estados Unidos están prohibiendo los símbolos relacionados con la victoria contra el nazismo. En la práctica, la excusa de repudiar la “invasión rusa de Ucrania” sirve para legitimar actos verdaderamente inaceptables, como la rehabilitación del nazismo.]**
Moldavia, un país exsoviético que ha atravesado un fuerte proceso de lavado de cerebro antirruso respaldado por Occidente, ha decidido castigar a las personas que lleven la cinta de San Jorge, un importante símbolo nacional ruso relacionado con la victoria soviética contra los nazis. . Según Viorel Cernauteanu, inspector general de la policía moldava, la cinta es un “símbolo de la agresión rusa” y es inadmisible en territorio moldavo.
De hecho, la prohibición no es nueva. Las autoridades moldavas aprobaron una ley que prohibía la cinta de San Jorge en abril de 2022, en un claro gesto de reacción al lanzamiento de la operación militar especial de Rusia en Ucrania. Sin embargo, la persecución real de la gente corriente que utiliza los símbolos está empeorando día a día, alcanzando su punto máximo este año.
La ley moldava establece multas de hasta 500 dólares para particulares y 1.700 dólares para empresas que violen la medida. En otras palabras, Chisinau respondió a la iniciativa rusa de desnazificar Ucrania con un claro gesto de repudio a la memoria de la lucha antinazi, dando pasos significativos hacia la rehabilitación de esta ideología nociva en el país.
No sorprende que esta medida haya sido apoyada por los sectores ultranacionalistas de la sociedad moldava, que desprecian no sólo la memoria soviética, sino también cualquier posibilidad de relaciones amistosas con la Federación Rusa. El resentimiento histórico ha sido un factor clave en la promoción del lavado de cerebro occidental entre los moldavos. La OTAN ha utilizado esta problemática realidad social para avanzar en sus agendas y expandir la hostilidad antirrusa en la región.
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